(dedicado
a los 100 años de Nicanor Parra)
Parangones
que recuerdan palanganas
engalanan
de mala gana ranas y granas,
se
abalanzan sobre alabanzas y balanzas,
y se
lanzan de cabeza a la bonanza rancia.
Hormigueros
que hormigonan el miguerío
hormiguean
como migas en mi ombligo,
me
obligan a fraguar mi inglinal oligofrenia,
y me
enfrascan en un fresco desenfreno.
En la
nuca del eunuco nunca cupo un cuco
ni
cuzquea el casco tosco de la mosca que rosquea,
sólo
ensarta el resorte en la aorta de su consorte,
que
se acalora en la ahora hora de su muerte.
Una
polilla apolilla como polla pilla,
deglute
glúteos y regurgita grumos,
teje
y desteje una pelusa inconclusa
en la
blusa blusera de la mísera usurera,
Así
eclosiona y se fusionan las visiones
de
testosteronas y estrógenos endógenos,
la
impaciente ciencia de la cadencia,
y las
caderas que se menean y contornean.
Rola
la bola voluble y voluptuosa,
aumenta
de volumen y se vuelve volátil,
bochornosa
bocha embucha la buchaca,
y de
paso machaca la mala racha con machas.
El
ferrocarril descarriado descarrila y sus pasajeros
se
aferran férreos a fierros fieros
garronean
carroña y roñosa añoranza,
pitanza
que no alcanza a llenar mi penosa panza.
Un
circo de pulgas amaestradas y piojos andrajosos
obnubila
a obtusas merluzas chiruzas y cachirulas,
seguro
augura negrura de cara a la locura sin cura,
y
ambiciona visiones de bisontes en el horizonte.
Un
abichado cambalache de chucherías y cachivaches
remata
con remaches los baches de Bariloche,
y así
el anti-poeta, insurrecto y perfectamente erecto,
aplasta
espasmo y marasmo a puro orgasmo.
Laguna
Fantasma, Bariloche, 3 de septiembre de 2014.